25 de julio de 2012

owens, hitler y roosevelt

Jesse Owens era apodado el antílope de ébano de Alabama. Nieto de esclavos e hijo de granjeros, se dedicó al atletismo gracias a sus cualidades y a que en su etapa de estudiante su entrenador le preparó para abordar una brillante carrera en el deporte semi-profesional. En 1935 en un campeonato logró en el intervalo de 3 cuartos de hora batir 4 records mundiales en distintas categorías.

La oficialidad mediática ha dejado con insistencia para la memoria histórica de las Olimpiadas de Berlin 1936 el hecho de que Hitler no saludase al campeón afroamericano que consiguió 4 medallas de oro, como un gesto de desaire por el disgusto que el Führer sintió al contradecirse la teoría de la superioridad aria.

Sin embargo, en esta afirmación -repetida machaconamente- se esconden aspectos que matizan, y mucho, las causas y derivaciones de la anécdota. En efecto, Adolf Hitler había felicitado públicamente a los ganadores de las dos primeras medallas de oro de la competición (un finlandés y un alemán) aunque ello no estaba previsto por el protocolo de la organización. Para evitar demoras, el presidente del Comité Olímpico Internacional solicitó a Hitler que no homenajease a más atletas. Así lo hizo a partir de entonces. Entre los "no-felicitados" se encontraba Owens. A pesar de todo, rápidamente corrió el rumor en los USA que su ganador era vetado por el dictador.

¿Cuál fue la postura del régimen nazi y de la población alemana frente al atleta negro? El propio Jesse Owens afirma en sus memorias (1970) que tras su triunfo, Hitler se levantó desde el palco y le saludó con la mano. Después recibió la enhorabuena oficial por escrito del gobierno alemán. Al acabar las Olimpiadas realizó una pequeña gira por Alemania donde fue generalizada la buena acogida, las peticiones de autógrafos, etc.


Owens con el saltador de longitud alemán Lutz Long. Ambos eran los principales rivales en esta especialidad. A pesar de ello, Long le proporcionó consejos, y establecieron amistad (es lo que se denomina espíritu deportivo, hoy día extinto). Long murió en la II GM.

Al volver a su país, Owens se incorporó a su trabajo de botones en el hotel Waldorf-Astoria. Mientras todo esto había sucedido, el presidente Franklin D. Roosevelt (el cual no fue precisamente de los peores) rehusó invitarlo a las celebraciones en la Casa Blanca, ya que estaba inmerso en las elecciones y necesitaba el voto blanco del Sur (eminentemente racista). Owens relató que se sintió más reconocido en Alemania que en su propio país. No podía evitar comparar el trato en los hoteles alemanes donde se hospedaba como un atleta más, con la discriminación en su país representada -entre otras- por la obligación de ir sentado en la parte trasera en los autobuses.

Curiosamente, mientras la Alemania nazi quedó como el paradigma del racismo llevado a su máxima expresión, que en efecto lo era, hay que señalar que:
- En las USA las corrientes supremacistas blanco-europeas y pro-eugenesia tuvieron mucha fuerza todavía a principios del s.XX (con las teorías de, por ejemplo, Madison Grant) previamente al ascenso nacionalsocialista germánico.
- El segregacionismo institucional se prolongó, especialmente en los Estados sureños, hasta bien avanzado dicho siglo.