12 de febrero de 2012

esclavistas vs drapetomaniacos

La estrategia actual de las elites psicópatas para amedentrar y someter al personal pasa por la utilización de la Economía como substituto del Terrorismo, así como por la revitalización del belicismo militar auto-provocado con sus juegos de Poder. ¿Qué está ocurriendo? Alguien cuenta en primera persona y con cierto toque poético, cómo ve el asunto a grandes rasgos:

Siento que sigilosamente me están robando en mi propia casa, en mi propia calle, en mi propia ciudad, en mi propio país. Y sin tener ganas de entrar en guerra con nadie, siento que ya va siendo hora de desperezarse y batallar.

Los que nos roban, nos matan, nos usurpan los bienes, cometen actos de injusticia, nos dejan en indefensión; ésos son los mismos que, si los dejaran, aspirarían hasta el aire entre las hojas para embotellarlo y venderlo; los mismos que privatizarían con eficacia los cielos de los parques. Los mismos que usarían nuestras sábanas recién lavadas como velas para sus yates, y nuestra sangre para repintar su salón. Los mismos que se intercambian, capicúas, en los bancos del Congreso y en los consejos de administración de los bancos; los mismos que nos piden en la tele moderación salarial con su billetera bien llena y hartos de jamón serrano.

Y yo siento que en cada partida presupuestaria, en cada impuesto de la renta, en cada recorte de nómina, con cada sapo que me trago, con cada niño que sólo come pan... me están robando, engañando, estafando, timando. Mientras alguien cuenta y recuenta sus beneficios de robar a los pobres y transfiere millones de euros a un paraíso fiscal, y redondea sus discursos de austeridad siempre ajena, y se carcajea seguramente de nuestra pasividad.

Aprovechando todas las Bolsas del mundo para jugarse al monopoly los miles de millones que les hemos regalado, mientras la gente pierde a gritos su casa, su salud, y su trabajo. Y me roban años de vejez dichosa y descansada; me roban la paz y la calma; les roban el futuro a mis descendientes, su derecho a un trabajo digno y una vida tranquila. Y me roban, nos roban, para seguir siendo todavía más ricos. Sigilosos, cínicos, incansables.

Las ventanas están cerradas y la ciudad triste. Hay una calma quieta en los objetos inermes. Nadie se ha llevado ningún mueble, ni la ropa de invierno, y ahí siguen impertérritos y ajenos al anunciado desastre el televisor, la nevera y la cama. De momento nadie ha forzado la puerta ni entrado en casa, salvo los sonidos e imágenes de catástrofes bursátiles, aludes de desgracias monetarias y ciudadanos infelices.


Bingo. Retocado del texto original e íntegro, "El Robo Sigiloso" de María Vacas Sentís, en rebelion.

Aparentemente en su conjunto la clase esclava continua inerte e impasible ante el latrocinio y la explotación de la que es objeto. Por si acaso, podría ser que preventivamente, ante la perspectiva de lo que se avecina o lo que anuncian, desde la Sanidad institucional se retome la aplicación de un antiguo diagnóstico médico acerca de una peligrosa alteración del comportamiento: la Drapetomanía.

Descrita como enfermedad que padecían los esclavos negros del siglo XIX, consistente en ansiar la libertad, o expresión de sentimientos en contra de la esclavitud. Fue acuñada en 1851 por el médico Samuel A. Cartwright, perteneciente a la Louisiana Medical Association.

Avisos de prensa en La Habana, 1839. Extraído de "Memoria del Fuego II - las caras y las máscaras" de Eduardo Galeano.

"La causa, en la mayoría de los casos, que induce al Negro a escapar de su deber, es una enfermedad mental como cualquier otra, y mucho más curable por regla general..." (del tratado "Diseases and Peculiarities of the Negro Race").