13 de septiembre de 2010

retrospectiva sobre el timo de la gripe a

Las organizaciones mundiales de la "Salud" utilizan el miedo a las enfermedades como arma para alcanzar sus objetivos, con extraordinarios resultados a favor de las empresas multinacionales de la industria farmacéutica. El dinero controla totalmente la Medicina, lo único que de verdad interesa a quienes manejan este tinglado son las ganancias, para lo cual la gente debe estar enferma, ya que las personas sanas no generan ingresos. La estrategia consiste en tener enfermos crónicos que deban consumir todo tipo de paliativos, o sea, productos para tratar sólo síntomas. La industria farmacéutica se encarga, por otro lado, de crear la necesidad artificial de sus productos para poder conseguir el bienestar, aprovechándose de los temores e ignorancia del paciente/consumidor. Los profesionales de la Sanidad pública o privada con los que nos topamos son los encargados -insconcientemente muchas veces- de implementar estas políticas. En determinados casos no se nos puede escapar la co-responsabilidad de gobernantes y medios en la ejecución de timos farmaceúticos como el descarado de la Gripe-Porcina-"A"-H1N1, con la que intentaron meter el pánico entre la población. Cualquiera con dos dedos de frente podía atisbar que estaban generando una alarma sin fundamento y que algo más cocinaban por detrás. Hasta en este blog se señaló la cuestión.

Como ya hicieron anteriormente con la gripe aviar, surgió la que bautizaron como Gripe A, las instituciones sanitarias insistieron en la alerta pandémica y productos como Relenza (similar al Tamiflú), que nunca se vendieron y con más de 10 años en las estanterías, se dispararon en ventas para luego lanzarse a fabricar millones de vacunas deprisa, sin estudios clínicos suficientes que garantizaran su seguridad.

El Gobierno de España compró 13 millones de dosis de vacunas por importe de 28 milllones de €, de las que finalmente lograron inyectar a la incauta ciudadanía casi 2 millones de unidades. Los contratos con los laboratorios no se hicieron públicos, probablemente para evitar publicitar una hipotética cláusula que eximiría de toda responsabilidad a las farmacéuticas por posibles efectos secundarios graves de la vacuna. Con la llegada del 2010 y la incidencia ridícula de esta "plaga" (además se diagnosticaron cientos de falsos positivos), quedó clara la tomadura de pelo monumental. Como muestra una pequeña retahíla de noticias publicadas en agosto 2010 sobre este timo:

- El Ministerio de Sanidad español con su mediática Ministra al frente se ve abocada a destruir los primeros 4 millones de vacunas de pronta caducidad. Sólo se aprovecharían si se inyectan 2 veces en otoño, por lo que se piensa en "reutilizarlas" en la próxima campaña (para la cual la OMS recomienda un fármaco que incluye el virus H1N1 y los estacionales). Otros países, como Holanda con casi 18 millones de dosis, decide quemarlas.

- Tras ocultarlo durante meses y ante las continuas denuncias, finalmente la OMS reconoce que al menos 5 de los 15 miembros de su Comité de Emergencia para la "pandemia" tenían conexiones con la industria farmaceútica (Glaxo y Roche), de la que habían recibido fondos previamente.

- La Agencia Europea del Medicamento (organismo dependiente de la UE) investiga ahora la relación entre una de las vacunas con los casos de narcolepsia que se están diagnosticando en los últimos meses a menores de edad. El medicamento es el Pandemrix, fabricado por Glaxo-Smith-Kline y que se administró a 31 millones de europeos. Suecia y Finlandia también revisan casos por cuenta propia. 

Dibujo de Ata.

En 2009 Albert Osterhaus, más conocido como "Dr Flu" ("Doctor Gripe"), era el principal consejero de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la gripe H1N1 y uno de los máximos encargados de la sobredimensión de la alarma generada (como la catalogación de pandemia), también tenía vínculos personales con los laboratorios. Glaxo-Smith-Kline fue una de las compañías más favorecidas con la producción y venta masiva de vacunas. A nivel más "de estar por casa" también esta compañía mantenía vínculos con responsables políticos: hay empleados que han trabajado en las Consejerías de Salud de distintas taifas como altos cargos. 

Se quedan en el tintero otras tramas de la farmafia que intrinca con nuestra salud: los tratamientos oncológicos, la pandemia del SIDA, las corruptelas de algunos "investigadores", u otra vez acerca de las vacunas... sobre cuyo negocio cabría distinguir a aquellos que sirven a oscuros intereses de auténticos benefactores como Jonas E. Salk: descubridor de la vacuna de la polio en 1954, de la que no cobró derechos por que, según sus propias palabras, "¿acaso se puede patentar el sol?".