5 de mayo de 2010

pollos y alimentación

Recientemente un alto dirigente latinoamericano de origen uru-aymara en un discurso (totum revolutum que versaba sobre el cambio climático, la agricultura, el uso de transgénicos...) comentó algo sobre el uso de hormonas de crecimiento en el modo de ganadería intensivo y en concreto presentó el ejemplo del consumo de pollos hormonados y su incidencia en unas supuestas conductas sexuales en los humanos... Como es habitual, este comentario así como otro que hizo sobre la Coca-Cola (aquello de que puede emplearse para desatascar desagües -cierto, por otra parte-) produjo que fuera objeto de burla, mofa y befa por parte de los listillos occidentales de turno. Pero algo sí que hay de verdad tras la denuncia original... Ya se sabe que, en efecto, en la ganadería al por mayor se abusa de la inoculación de sustancias extrañas en los animales para obtener un mayor provecho. Además de esto, las prácticas industriales aberrantes: El engorde forzado de hígado graso en patos, los cubículos de cebado y puesta de huevos* de gallinas... y esto sólo con las aves!

Pues bien, una noticia de las que pasa inadvertida: "La mayoría de los pollos de la Unión Europea sacrificados en mataderos están contaminados" (ver aquí): La Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) presentó unos datos que indican que el 75,8% de las carcasas de los pollos contienen campylobacters y el 15,7% presenta también rastros de salmonela. Estos porcentajes varían según países. Los campylobacters son bacilos infecciosos. De forma que, como bien se indica en este blog, la concatenación de hechos que se provoca es la siguiente: enfermedades en pollos, y por intoxicación alimentaria en humanos -> uso en ambas especies de antibióticos -> efecto secundario: deterioro de la flora intestinal -> proliferación de hongos cándida -> permeabilidad del intestino e intoxicación del organismo con sus residuos -> trastornos y enfermedades autoinmunes -> tratamiento médico

Volviendo al tema de la hormonación, una noticia más: "Un estudio halla estrógenos en el agua embotellada" (ver aquí). Científicos alemanes alertan de la contaminación hormonal en envases plásticos. Los xenoestrógenos mimetizan los efectos de las hormonas femeninas y se sintetizan en envases de plástico tipo PET y similares. Hace años que se alerta de este hecho, y por ello sottovoce y entre gente enterada -no desde la medicina oficial- se recomienda no usar biberones de plástico para los bebés ni agua embotellada para las embarazadas por los posibles efectos perniciosos que podrían llegar a causar.

* A tal efecto, un consumidor que no sea vegano ¿qué puede hacer?: Por ejemplo, en los huevos que se encuentran en las estanterías de las tiendas tienen impresos unos códigos de control, cuya primera cifra indica su procedencia: "0" representa gallina criada libre y alimentada con pienso ecológico, "1" camperas, mientras que "3" significa criadas en jaulas.